Antes de entrar en materia debemos saber que en muchas ocasiones el desempeño académico de los niños está ligado directamente con las emociones y el estado de ánimo, que dependen de diversos factores en el entorno del menor.
Cuando pensamos en el entorno que rodea a un adolecente, nos referimos no solo a las personas que están en su colegio o escuela, sino también a su familia y amigos. Muchas veces el entorno social de los menores puede tener situaciones que pongan en peligro su integridad, su salud mental y su desempeño. Un entorno familiar favorable no siempre es suficiente para frenar las situaciones que pueden vivir en el barrio, con sus compañeros o profesores. Podemos hablar de un entorno saludable, cuando hay sinergia en todos los espacios que ocupa el niño o la niña dentro de la sociedad; cuando su familia, amigos y colegio le brindan estímulos positivos que le ayuden a estar enfocado en su desempeño académico
Las relaciones interpersonales que pueden llevar a los menores a disminuir el desempeño académico, podrían estar directamente ligadas con situaciones de estrés, bullying y desavenencias con los profesores. Un estudiante que claramente no puede tener una relación positiva con su profesor, no mostrará interés alguno por mejorar el desempeño académico. Se debe garantizar a los niños una educación que no discrimine sus habilidades y que le permita tener opiniones propias, esto implica maestros que acepten la diferencia.
Cuando se reduce el ser humano a una calificación es cuando no se apoya el desarrollo personal e individual de cada persona. Aunque el sistema educativo tradicional mide con calificaciones las habilidades de los niños, es necesario que ellos gestionen sus emociones de manera correcta para que esto no afecte sus habilidades. La inteligencia emocional, les ayudará a enfrentar los retos de manera positiva, encontrar soluciones y manejar las frustraciones que puede traer consigo el sistema de calificaciones. Conocer sus emociones los hará más libres para aceptar situaciones tradicionales sin que se vea afectado su conocimiento y habilidades individuales.
Después de haber evaluado factores externos, es necesario tener en cuenta que puede haber otros de carácter psicológico que pueden estar afectando el desempeño escolar y el déficit de atención es uno de ellos.